Psicología

En el gabinete de psicología Martín Ríos llevamos más de 15 años trabajando en la resolución de trastornos psicológicos y la mejora de la calidad de vida. De entre las orientaciones teóricas primarias de la psicología clínica nuestra formación y trabajo ha estado ligado a la terapia Cognitivo-Conductual. Desde una perspectiva cognitivo conductual se sabe que para resolver un problema hay que

modificar determinadas conductas, y que si no se hace, el problema no se soluciona. Cuando se habla de conductas se hace en un sentido amplio, considerando conductas los pensamientos, los sentimientos y las emociones.

Una terapia psicológica no sólo está reservada para el tratamiento de los trastornos psicológicos, sino que a lo largo de la vida de cualquier persona se presentan situaciones en las que la ayuda de un profesional de la psicología es verdaderamente útil para recuperar el equilibrio y el bienestar.

Ejemplos en los que un psicólogo psicoterapeuta nos puede ser de gran ayuda:

 

Cuando…

  • No conseguimos controlar nuestras emociones o nuestros impulsos.
  • Emociones negativas como ansiedad, miedo, vergüenza o tristeza ocupan demasiado espacio en nuestras vidas y no somos capaces de sentirnos bien con nosotros mismos.
  • Tenemos dificultades para relacionarnos con los demás, o estas relaciones son difíciles o nos hacen sufrir.
  • No sabemos decir no y tenemos miedo a defender nuestros derechos por miedo a que se enfaden con nosotros.
  • Somos dependientes de los demás y sentimos que nosotros no podemos solos.
  • No podemos apartar de nuestra mente pensamientos negativos, obsesivos o catastróficos.
  • Hemos perdido la ilusión por la vida y nos cuesta disfrutar de las cosas.
  • Nos encontramos en una situación de crisis vital y nos sentimos perdidos, o que las circunstancias nos desbordan.
  • No conseguimos controlar nuestra conducta o tenemos hábitos perjudiciales o adicciones.
  • Nos encontramos en una encrucijada y nos sentimos confusos o no conseguimos tomar una decisión.
  • Nos sentimos insatisfechos y tenemos la sensación de que nos falta algo.
  • Nuestro pasado o el miedo al futuro nos atormentan y no nos dejan vivir plenamente el presente.
  • Atravesamos un proceso de duelo complicado en el que perdemos a un ser querido o sufrimos una ruptura sentimental traumática.
  • Nos sentimos inseguros, no nos gusta como somos, no nos aceptamos o nos exigimos siempre demasiado, en definitiva, cuando nuestra autoestima es débil.
  • Tenemos problemas laborales, nos sentimos desmotivados en nuestro trabajo o sufrimos acoso laboral.