RECOMENDACIONES PARA SANITARIOS
1. Presta atención a tus emociones
– Es normal que te sientas saturado, frustrado, asustado, enfadado, confuso…
– Es previsible sentirse estresado. Esto ocurre cuando las demandas superan nuestros recursos (reales o percibidos).
– Puede que también tengas una sensación de indefensión. Recuerda que hay cosas sobre las que no puedes ejercer un control total (como los medios y recursos disponibles), pero hay otras que sí puedes controlar (tus pensamientos y tus comportamientos).
– Habrá momentos en los que incluso tengas sentimientos de culpa. Si tienes pensamientos del tipo “no estoy haciendo lo suficiente” o “no lo estoy haciendo bien”, tu sentido del deber puede disparar esta emoción haciéndote dudar, cuando realmente estás haciendo todo lo que está en tu mano.
2. Adopta una visión ajustada a la realidad
– No hay que ponerse en lo peor, pero tampoco minimizar el riesgo real al que puedes estar expuesto.
3. Evita conductas de riesgo
– Sigue los protocolos de seguridad y los procedimientos técnicos establecidos por las autoridades sanitarias.
4. Confía en ti
– Eres un buen profesional que sabe hacer muy bien su trabajo. Céntrate en ello y no intentes abarcar más de lo que puedes. A veces, el estar en una situación de estrés, en la que los demás necesitan nuestra ayuda, hace difícil darse cuenta de que estamos sobrecargados, pudiendo desarrollar el “síndrome del superhéroe”.
5. No niegues el impacto que esta situación puede ocasionarte
– Ten en cuenta tus emociones e interprétalas adecuadamente para saber hasta dónde puedes llegar.
6. Identifica tus respuestas
– Es importante que valores si estás atravesando un momento vital estresante que pudiera interferir en el desarrollo eficaz de tu tarea. Conocer tus respuestas habituales ante el estrés, y tu nivel de tolerancia, te ayudará a poner en marcha estrategias con las que poder afrontarlo.
7. Expresa tus emociones
– Siempre que lo necesites, permítete expresar tus emociones y hablar sobre lo que está pasando, evitando transmitir informaciones alarmistas a tu entorno. Nunca ayuda y puede suponer riesgos adicionales como propiciar la sensación de pánico. ¡¡¡Siempre en positivo!!! Busca apoyos y trata de encontrar espacios de comunicación con otros compañeros.
8. Cuídate, descansa y desconecta
– Aliméntate adecuadamente, respeta los turnos de trabajo, intenta dormir lo necesario y busca un “espacio libre de estrés” en los periodos de descanso. Pon en práctica estrategias para relajarte. Si no estás bien, tu ayuda no será eficaz tu capacidad de ayuda puede verse limitada.
9. Busca espacios de encuentro
– Propicia un espacio de encuentro con otros compañeros donde podáis tratar no sólo aspectos técnicos sino también emocionales, en un ambiente de confianza. Establécelo como rutina.
10. Muestra seguridad y tranquilidad
– Recuerda que las personas a las que tratas pueden estar nerviosos y asustados. Necesitan que muestres seguridad y tranquilidad en lo que estás haciendo para poder reducir su preocupación.
Y no olvides que…
Somos humanos y, por tanto, nos podemos ver afectados emocionalmente de la misma manera que el resto de personas
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