Se trabaja tanto con el niño o joven como con todos los miembros que interaccionan en el entorno familiar, educativo y social (padres, educadores, abuelos, etc.). La intervención con el niño/adolescente se basa en dotarlo de estrategias y habilidades que le ayuden a mejorar o superar el problema que presenta. A los familiares y educadores, en cambio, se les ofrece pautas de actuación que ayuden al niño a aceptar el tratamiento y a obtener unos resultados aun mejores. Los problemas más habituales con los que trabajamos son:
Trastornos del comportamiento: desobediencia, negativismo, agresividad, celos, rabietas, etc.
Trastornos del estado de ánimo: depresión, tristeza, procesos de duelo, etc.
Trastornos de ansiedad y otras alteraciones asociadas: ansiedad generalizada, crisis de ansiedad, ansiedad por separación (niños que no toleran alejarse de los padres), tics, miedos, fobias, etc.
Trastornos de la conducta alimentaria: problemas de hábitos alimentarios, anorexia, bulimia, pica compulsiva, etc.
Trastornos por déficit de atención con o sin hiperactividad: problemas de atención y concentración, control de la impulsividad, etc.
Dificultades de relación y adaptación: afrontamiento de separaciones y divorcios, falta de habilidades sociales, aumento de la autoestima, resolución de problemas, etc.
Resolución de hábitos: alteraciones del sueño, enuresis y otros problemas de eliminación