Desde que nos levantamos hasta que nos volvemos a meter en la cama, los smartphones, a día de hoy, son compañeros de viaje que están ahí para mostrarnos nuestros correos, informarnos de las últimas noticias o ponernos en contacto con amigos, familiares o clientes. La tecnología, utilizada sabiamente, puede facilitar nuestra vida, pero su abuso puede tener también grandes contrapartidas para nuestra salud.
Según un estudio publicado por la American Academy of Sleep Medicine y la Sleep Research Society, el uso indiscriminado de los teléfonos móviles está causando graves problemas entre los adolescentes. Problemas que van desde el insomnio hasta la depresión y que sufren cada vez más jóvenes.
El estudio certificó que aquellos usuarios que hacían más horas de pantalla tenían más problemas para conciliar el sueño, más problemas para mantenerse despierto y más síntomas de depresión.
Cambiar los hábitos de los adolescentes no es sencillo ya que “odian que les digan qué hacer”, pero “los padres tienen que pasar a la acción”.
El uso del teléfono móvil por parte de los más jóvenes debe estar condicionado a una serie de normas que deben estar claramente especificadas, comunicadas y aceptadas. Aunque variarán según cada caso (edad, circunstancias, formas de ser, etc.), a continuación relatamos una lista de sugerencias:
- Se pactarán las situaciones en las que se utilizará.
- Se pactarán las situaciones en las que se apagará.
- Se priorizará la conversación con una persona con la que hablamos físicamente respecto a la que nos llama por teléfono.
- Se delegará el coste del móvil al adolescente.
El uso del teléfono móvil por edades:
- Menores de 11 años: en términos generales desaconsejamos que los hijos menores de esta edad hagan uso de la telefonía móvil, ya que carecen de criterio para usarlo y su uso es innecesario en la mayoría de los casos.
- Entre 11 y 13 años: no consideramos aconsejable que tengan un móvil propio. Podemos dejarle puntualmente el móvil de un familiar, incluso que se lo prestemos en algún caso, cuando nos interese (para nuestra tranquilidad).
- Entre 13 y 15 años: esta es quizá la edad más complicada, pues aunque son muy capaces técnicamente de usar los servicios móviles, a esta edad es muy fácil caer en la adicción, por lo que no consideramos todavía aconsejable que tengan su propio móvil, pese a la presión exterior (amigos, compañeros…). Como en el caso anterior puede usar, ahora con más frecuencia, uno de la familia para determinadas ocasiones. Es el momento ideal para formarle en el uso correcto y comedido del mismo (siempre precedido del ejemplo personal).
- Mayores de 16 años: a estas edades consideramos que el hijo o hija ya puede hacerse responsable de la posesión de un teléfono móvil. Es muy necesario que se establezcan a priori las normas de uso y aconsejamos asimismo que se haga totalmente responsable de su mantenimiento económico (incluso de la propia adquisición del móvil), ya que de esta manera lo valorará más y será más consciente del gasto que supone.
Virginia Martín Ríos
Psicóloga en Clínica Martín Ríos
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